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Comprométete a Ser de Primera Clase

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Uno de los hábitos personales que he visto regularmente en los grandes líderes es su atención para que todo lo que los rodea refleje que están dedicados a ser de primera categoría. Conducen los mejores autos, viven en las mejores casas y visten la mejor ropa.  Su filosofía suele ser: "Me comprometo a ser el mejor, por lo tanto tiene sentido que invierta sólo en lo mejor". Ahora viene la gran idea: pensaban lo mismo antes de triunfar y tener éxito.

La grandeza es, por encima de todo,  un estado de la mente. Necesitas creer en tu potencial y en tu poder antes de poder llevarlos a tu vida. Tienes que poder sentir que eres extraordinario antes de convertirte en extraordinario. A esto lo llamo "impronta emocional". Para ver resultados espectaculares en tu vida externa, tienes que haber creado emocionalmente, visceralmente, una impronta de tu imagen en tu vida interior.

Una de las mejores maneras que he descubierto para lograr esta sensación es asegurarte de que todo lo que te rodea es del mejor nivel. Recuerdo haber leído hace muchos años un libro escrito por un mago llamado Al Koran titulado "Llena tu mente de magia". Una de las ideas que retuve fue que para tener éxito es importante ir a donde va la gente de éxito. Aunque sólo tengas diez dólares, ve a tomarte un café al mejor restaurante de la ciudad. ¿Cuál es la idea? Pues lo que te rodea da forma a como te sientes. Siente que eres de primera clase y tu comportamiento será de primera clase.

Invierte en lo mejor. Compra los objetos de mayor calidad que te puedas permitir. Es mejor comprarse un par de zapatos de primera que tres pares mediocres (te durarán más y te harán sentir mucho mejor cuando te los pongas). Me encanta la frase que dice: "La calidad se recuerda mucho tiempo después de haber olvidado el precio". Muy cierto. Cuando no era más que un joven abogado que estaba empezando, tomé buena parte de mi paga y la invertí en un buen reloj. No era un Rolex o un Cartier, pero era uno bueno, el mejor que me podía permitir. Mi idea era que me duraría años, que llevarlo me haría sentir una persona de éxito y que al final acabaría ahorrándome dinero porque difícilmente necesitaría una reparación. Uno de mis amigos, que siempre andaba detrás de las gangas, se rió de mí; pero al final resultó que fui yo quien tenía razón (es algo que me ocurre a veces). Mi reloj sigue funcionando perfectamente. Nunca ha necesitado una reparación. Durante el mismo periodo de tiempo mi amigo ha tenido seis relojes. No sólo se ha negado a sí mismo las sensaciones positivas que la alta calidad le habría reportado, sino que al final ha acabado gastando más dinero que yo. Confundió el bosque con los árboles.

De ningún modo pretendo que mis palabras estimulen una adicción sin sentido a las cosas materiales. Pero lo que sí digo es que si vas en serio en lo de aspirar sólo a lo mejor (y sé que vas en serio), debes rodearte de lo mejor. Premiarte con cosas de calidad envía un mensaje a lo más profundo -y lo más elevado- de ti: "Soy digno de lo mejor y me lo merezco". Se trata de un mensaje que te inspirará para llegar aún más arriba, a trabajar aún más duramente y a ser aún mejor. A cualquiera que diga que nuestra autoestima ha de ser lo bastante fuerte para no dejarse influenciar por las cosas de calidad le diré, con el debido respeto, que semejante afirmación no tiene en cuenta la verdadera naturaleza humana. Me considero una de las personas más idealistas que puedes conocer, pero también soy un realista ("Equilibrio en todas las cosas", dijo Buda). A todos nos gustan las cosas buenas. Nos producen placer. Acarician nuestros sentidos del mismo modo que lo hace una puesta de sol o una magnífica montaña. Es cierto que las posesiones materiales no aportan una felicidad duradera y que hay muchas otras cosas en la vida que son más importantes. Pero eso no quiere decir que carezcan de importancia.

Los mejores invierten en lo mejor. Puede que no me haga popular al decir esto, pero tengo un compromiso de sinceridad. Me recuerda las palabras que citó uno de mis clientes: "Mis gustos son sencillos, me conformo sólo con lo mejor".


Premiarte con cosas de calidad envía un mensaje a lo más profundo -y lo más elevado- de ti: "Soy digno de lo mejor y me lo merezco".



Robin Sharma

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