En 1952, a sus 42 años, Lester Levenson, físico y gran emprendedor, estaba en la cima del éxito mundano, pero era un hombre infeliz y de muy mala salud. Tenía muchos problemas de salud, entre ellos depresión, hígado inflamado, cálculos renales, arranques de ira, hiperacidez y unas úlceras que le habían perforado el estómago, con las correspondientes lesiones. Tan mal estaba que, después de su segunda trombosis coronaria, los médicos lo enviaron a su ático, al sur del Central Park en Nueva York, para que pudiera morir en paz.
Lester era una persona a la que le encantaban los retos. De modo que, en vez de renunciar, decidió regresar al laboratorio que llevaba en su interior para hallar algunas respuestas. Gracias a esta determinación y a su concentración, pudo abrirse paso entre su mente consciente para dar con lo que necesitaba. Lo que encontró fue la herramienta definitiva para el crecimiento personal: una forma de liberarse de todas las limitaciones interiores. Estaba tan ilusionado con su descubrimiento que lo utilizó de forma intensiva durante tres meses. Al final de ese período, su cuerpo recobró por completo la salud. Además, entró en un estado de profunda paz que nunca le abandonó, hasta el día de su muerte, el 18 de enero de 1994.
Lo que Lester descubrió de primera mano es que todos somos seres ilimitados, y que sólo nos limitan las ideas restrictivas que albergamos en nuestra mente. Estas ideas de limitación no son verdaderas; además, precisamente porque no son ciertas, se pueden soltar o descargar.
La experiencia de Lester le hizo comprender que no sólo él podía practicar esta técnica, sino que podía enseñar a los demás cómo hacerla. El resultado fue que empezó a trabajar con personas, tanto en grupos pequeños como de forma individual.
Lester creía firmemente que el crecimiento personal no depende de ninguna fuente externa, ni siquiera de un maestro, y no quiso ser el gurú de nadie. Pero, como a su lado las personas se sentían en un estado tan elevado, pese a sus protestas e intentos por evitar que así ocurriera, muchos alumnos de Lester insistían en considerarlo su gurú. Así, en 1973, se dio cuenta de que era necesario formalizar sus enseñanzas en un sistema que otros pudieran enseñar, dejándole a él de lado. Ideó un modo de transformar sus poderosas técnicas para el desarrollo personal en un sistema de aplicación práctica, un sistema que hoy se denomina Método Sedona.
Una carta de Lester Levenson
Saludos,
Hace casi cuarenta años, de espaldas a la pared y con sólo tres meses de vida, me vi obligado a buscar las respuestas a la vida. Decidí preguntarme qué es lo que queremos todos, y la respuesta vino a mí. ¡Todos queremos ser felices!
Me había pasado toda mi vida buscando la felicidad y la seguridad: ganar dinero, tener relaciones personales y mantenerme ocupado.
Sin embargo, lo único que lograba era una felicidad efímera y pasajera. De alguna manera la felicidad todavía se me escapaba. Me preguntaba, ¿cómo podría conseguir todas las cosas que quiero y también ser feliz la mayor parte del tiempo?
La mayoría de los grandes filósofos nos han dicho que nuestra propia naturaleza básica es la felicidad. Entonces, ¿qué es lo que pasa que nos hace perder lo que ya es nuestro? La respuesta es: Nuestros sentimientos cubren nuestra felicidad y la mantienen oculta para nosotros.
La clave para asegurar la felicidad que es suya... para siempre... es descubrir cómo liberarte de los sentimientos negativos que has acumulado. En la liberación de estas emociones negativas, no sólo aumentarás la felicidad en tu vida, sino que ¡todo lo demás va a mejorar también! Dinero, salud, relaciones, apariencia, ¡lo que sea!
Es tan simple y es la respuesta que has estado buscando.
Por favor danos la oportunidad de compartir esto contigo. No tienes nada que perder y mucho que ganar.
Con amor,
Lester
1 Comentarios
Sencillsment lúcid
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