
Un explorador descendió por una profunda gruta y se encontró con un hombre sentado en una roca, solo y en silencio. El explorador se acercó a él saludándole en seguida. El hombre volteó y el explorador inmediatamente lo reconoció. Era Jesús.
"¡Maestro! ¿Qué haces aquí?" —Interrogó sorprendido.
Jesús respondió: "Cada año, por estas fechas siempre vengo a este lugar."
"Pero Maestro, ¿hay alguna razón especial?" —Preguntó el explorador.
"La hay... te explicaré... Estamos en lo que ustedes llaman "Semana Santa". Esta semana es la más difícil para mi. En todo el mundo hacen representaciones de mi martirio con tantos detalles hasta caer en el morbo. ¿A qué persona le gustaría que escenificaran su muerte una y otra vez? ¿A qué hombre o mujer le gustaría recordar su muerte y el dolor experimentado ahí?
"Oh no, eso es algo muy doloroso, pero más doloroso aún es que se olviden de mis enseñanzas y que consideren mi martirio como lo único trascendente de mi...
"Le di al mundo las claves para una vida plena y abundante, pero parece que disfrutan más recordando mi martirio...
"Yo no quiero ver esas cosas. No quiero ver más escenas de derramamiento de sangre, lágrimas y dolor... por eso... cada año me oculto en esta gruta, y permanezco aquí toda una semana, hasta que el mundo se olvida del dolor y la muerte."
Enrique Nieto sobre un texto encontrado en un antiguo libro.
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