
Tal vez los niños son las personas más felices del planeta, porque no han aprendido lo que no pueden hacer. No se les ha enseñado a odiar, a temer o a ser jueces o víctimas, y no tienen idea de que tienen que justificar su existencia con el trabajo duro.
Señor, por favor, manténme ignorante, para así poder recordar mi inocencia y ver el mundo como lo creaste.
Alan Cohen
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