
Diógenes fue un filósofo profundo. Vivió en Atenas, en el siglo IV antes de Cristo. Junto a la casa de la estrechísima callejuela en que vivía, puso un letrero atractivo: ¡AQUÍ SE VENDE SABIDURÍA!
Al ver aquél letrero interesante, un hombre rico le dijo a su criado:
-Cómprame con Diógenes 600 sestercios de sabiduría. (El sestercio era una pequeña moneda de plata).
El criado obedeció y estuvo conversando con Diógenes. Después de la conversación pagó los 600 sestercios y volvió a encontrarse con su amo.
-¡Qué te dijo Diógenes? -preguntó el amo.
-Que en todas las acciones VIERA EL FIN por el cual las hago.
El amo grabó esta frase en su memoria y le ayudó a orientar su vida. Después decía: "El dinero mejor empleado de mi vida, es el que le di a Diógenes para que me enseñara sabiduría".
El pensamiento de Diógenes era muy profundo y tiene muchas aplicaciones en nuestra vida humana. Si bien lo pensamos, conocer EL FIN A DONDE VAMOS, es la diferencia entre el hombre y las cosas, entre viajeros y maletas. Tanto viajeros como maletas salen del mismo punto, recorren el mismo camino, llegan al mismo destino.
La diferencia nace de que LOS VIAJEROS SABEN A DONDE VAN y las MALETAS NO SABEN A DONDE VAN. Las maletas no tienen conciencia de su destino.
No hay dinero mejor gastado que aquél que se emplea en aumentar nuestra instrucción, nuestra cultura. El dinero que empleamos en comprar un buen libro, un magnífico folleto, en recibir una clase, en adquirir el conocimiento de un oficio u arte. BENDITO DINERO cuando se transforma en un bien superior.
Si el dinero se emplea en recuperar la salud, BENDITO DINERO. Si se emplea en aprender un oficio, BENDITO DINERO.
Si se emplea en proporcionar un legítimo descanso a la familia, BENDITO DINERO.
Si se gasta en fomentar la unión de la familia, BENDITO DINERO. Si se emplea en ayudar a otra persona que tiene una grave necesidad, BENDITO DINERO.
El dinero es indiferente. Siempre debemos convertirlo en un bien superior.
Y entonces hacemos buen uso de él.
Quien hace mal uso del dinero, abusa del dinero.
El dinero representa la acumulación del trabajo humano. Por eso el dinero no se puede derrochar tontamente porque sería como trabajar en vano, sería desgastar inútilmente nuestra propia vida. En cambio, el buen uso del dinero es engrandecer la propia vida, es aumentar la cultura, la instrucción, la preparación para el trabajo, es fomentar la vida social y la vida familiar, es perfeccionarnos porque recuperamos la salud o aumentamos nuestros conocimientos.
Rafael Gómez Pérez
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Muchas Gracias
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