
Muchos padres han deseado un manual de instrucciones para educar a sus hijos. Si no lo han obtenido, es porque pensaban que no existía. Sin embargo, la respuesta a todas sus dudas, a todas sus preguntas, siempre ha estado oculta en su interior.
Ahora, nos encontramos reconectando con nuestro interior. Hemos comenzado a descubrir que el manual de instrucciones para conducir nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos ha estado siempre ahí. El conocimiento de una maquinaria perfecta que atrae hacia nosotros aquello que pensamos, aquello en lo que creemos, aquello que anhelamos.
El conocimiento del poder creativo de la Ley de la Atracción nos permite acceder conscientemente a un nivel mental creador, aunque todavía nos encontramos practicando como niños con esta habilidad.
El acceso al universo mental supone el acceso a un nivel Superior, creador de la realidad. Nadie existe en el universo físico que no haya sido planeado en el nivel mental. Crear desde el nivel físico conlleva esfuerzo y trabajo continuo. Durante milenios lo hemos aprendido, manejando y transformando la materia. Ahora estamos despertando a nuestra capacidad mental, aprendiendo a crear sin esfuerzo la realidad. El nivel mental es el mundo de las posibilidades en el que el tiempo no existe como tal, sólo el deseo y la elección. Tras realizar nuestra selección, el universo mental reordena los sucesos para materializarlos rápidamente en el plano inferior del nivel físico.
Ahora nos encontramos desactivando el piloto automático que de forma inconsciente construía nuestra realidad. Todos estos cambios, que estamos percibiendo, incluyen un aumento de nuestro poder creador. Tanto si nuestros pensamientos son adecuados y positivos, como si no lo son, comenzaremos a transformarlos en nuestra realidad cada vez más rápidamente, por lo que es nuestra responsabilidad, aprender a dominar nuestros pensamientos, y enseñar a nuestros hijos a construir la realidad conscientemente desde el nivel mental.
Como en el restaurante de Nunca jamás, debemos aprender a tomar la carta, aprender a elegir una comida, pedirla y aprender a esperar para recibirla.
Únicamente sería nuestra responsabilidad aprender a dominar nuestros pensamientos.
Debemos aprender a desear.
Debemos aprender a creer y pedir.
Debemos aprender a esperar y recibir.
Los niños ya saben hacerlo, así que debemos aprender a:
Permitirles seguir creyendo, visualizando, imaginando.
Permitirles seguir creyendo.
Debemos permitirles seguir siendo los creadores de su realidad.
Ana Roson
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