
Ámate a ti mismo
con la fuerza
de quien advierte su destino
en las estrellas
y en las cumbres.
Ámate con el amor indómito
de quien a si mismo se comprende
como un ser sin igual,
único cual las huellas
de tu mano;
y único cual tú mismo,
águila de los cielos,
capitán de la mar embravecida,
alma de ganador.
Ámate a ti mismo
con el glorioso amor
con que tu Dios te ama.
Luis Castañeda y Jorge Mejía
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