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¿Mala Suerte? ¡No! ¡Autosabotaje!



"Si quieres remover tu obstáculo más grande, reconoce que tu obstáculo eres tú mismo y que el momento de actuar es AHORA."
-Nido Cubein

La víctima profesional siempre tiene una excusa… y un culpable. También tiene un problema para cada solución, no una solución para cada problema. Si los demás tratan de ayudarle, pondrá ochocientos cuarenta PEROS: “Sí, ya sé que me puedes prestar el dinero que necesito… ¿pero… y si me lo roban?”; “sí, sé que debería ir al doctor, pero fíjate, no tengo tiempo con tanto trabajo…”

¿Qué hay detrás de todo esto? Varios factores interesantes:

*Un temor terrible de triunfar, con todos los cambios y responsabilidades que esto le traería a su doliente, pero cómodo estilo de vida.

*El temor de no ser suficiente, de no poder lograrlo, de fracasar y quedar en ridículo. Para ellos la mejor lucha es la que no se hace, porque así no pueden perder.

*Una imposibilidad de aceptar los propios errores. Es mucho más fácil achacarle todo a la mala suerte o a los demás.

Claro, podemos definirlo con una sola palabra: inseguridad. Y como son tan inseguros, y además tienen tanto temor de demostrarlo que entonces recurren al auto sabotaje.

Tú puedes o no darte cuenta de que te estás auto saboteando. En cualquier caso, resulta difícil aceptar, sobre todo para este tipo de personas, que nadie más que ellas tienen la culpa de lo que les pasa.

La solución: ¡abre los ojos!

Lo primero, entonces, es aceptar que si todo te sale mal, o si no crees poder lograr lo que quieres, tienes mucho que ver en esta situación.

Es cierto que muchos de nosotros tuvimos una infancia difícil, o estamos limitados hasta cierto punto, pero somos seres adultos y pensantes; eso nos debe hacer reflexionar sobre nuestras capacidades y no sobre nuestras limitaciones, y para estas alturas del partido, ya deberíamos haber superado esos traumas.

La mejor forma de adquirir la seguridad que necesitas es intentar hacer esas cosas que te dan temor: desde saludar a un desconocido en la calle, hasta lograr un ascenso. Desde lucir mejor, hasta aspirar a un mejor empleo. Desde iniciar un negocio propio, hasta hacer cambios mayores en tu vida.

La clave es ir de menos a más. Fíjate pequeñas metas y realízalas. Cada nuevo progreso te dará la seguridad que necesitas para ir logrando objetivos cada vez más altos y difíciles.

Y, olvídate de los pretextos, Quita de tu vocabulario la frase “es que” o “pero”, porque es la voz de tu pequeño saboteador interno que todo el tiempo te está diciendo cosas como: “no puedes”, “no vas a lograrlo”, “mejor ni lo intentes”, “te va a salir mal como siempre”, “eres madre soltera”, “eres tonto". Cada vez que tengas un pensamiento de este tipo, cámbialo de inmediato por su contraparte positiva: “sí puedo”, “claro que voy a lograrlo”, "la peor lucha es la que no se hace”, “mi potencial es ilimitado”, "soy muy inteligente y muy capaz", “esta vez las cosas van a salir bien”.

Y te saldrán bien las cosas, eso es seguro. Quizá no al primer intento, pero conforme aprendas a no poner pretextos, a acallar esa voz interior, y a intentar las cosas tomando el fracaso no como tal, sino como una oportunidad de adquirir experiencia, el mundo se abrirá ante ti, y ya no necesitarás representar el papel de víctima… ¡nunca más!


Juan Pablo Valdés

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