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La Magia del Silencio


Hay una fiesta de silencio cuando escuchamos nuestra propia voz interior. No se puede hablar del silencio, es ese estado en el que las palabras se hacen estrechas para expresar el verdadero sentir.

Contemplar, amar, extasiarse, una fiesta del cielo cuando una persona se encuentra consigo misma en el silencio, en el postludio del pensamiento, en el hallazgo de dos, camino a ser uno. 

Hay silencio en el canto profundo de la ausencia llena de presencias hermosas y de cantíos lejanos de los paisajes de la infancia, hay también silencio en el recuerdo de otros tiempos, de otros espacios, de lugares que nunca se visitaron y que siempre estuvieron presentes en la mente y en el corazón. Hay silencio en el amor y en el dolor, en la oración que cesa con el verdadero encuentro del ser con el Ser.

No hay ejercicios de silencio, el silencio no es una técnica, es un estado de conciencia en el que cesa toda actividad superficial. El silencio conecta con lo profundo y desde el mero centro del ser, emerge la esencia universal de la cual emana, suave y dulcemente y convergen allí los sentimientos de unión y de absoluto.

En el silencio se forja la comunión, se crean las verdades y se convierten en probabilidades, factibilidades, que luego la mente racional y la capacidad de acción las transforman en hechos concretos.

Vamos entonces a encontrar la dicha y la prosperidad en el silencio, en el centro del huracán, en el núcleo de la presencia eterna, en la vivencia íntima de la contemplación plena.

Busca un espacio para que tu ser goce del silencio, entonces llegarás a beber de la misma fuente de la cual brota el milagro de la vida.

Allí todo es posible...


Jazmín Sambrano

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