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Atrévete a Vivir tu Sueño más Osado


Hasta donde puedo recordar, siempre he tenido sueños. Johnnie Colemon, mi mentor espiritual, dice que los sueños “son Dios tocando la puerta de tu alma”; diciendo “Quiero expresar más de Mí en ti, por medio de ti y como tú”. En mis interacciones con personas alrededor del mundo, he descubierto que pocas personas entienden el poder y el potencial de sus sueños, y aun menos de ellas se dan permiso para explorar y expresar los deseos audaces de sus corazones. 

Tus sueños más osados son una invitación divina para permitir más aventura y gozo en tu vida, y vienen a ti porque son para ti. Aunque a veces tus sueños parezcan inalcanzables e imposibles, en vez de tenerles miedo puedes verlos como dice el escritor Howard Thurman: “Como una corona arriba de tu cabeza que llega para retarte a crecer y a usarla”. Los sueños no vienen sólo para acumular éxitos, cosas materiales o reconocimientos. Tus sueños llegan a tu alma como un sendero que te lleva a desarrollar tu potencial y que despierta tu propósito. 

Poco después de que me gradué de Morehouse College, uno de mis sueños más osados llegó a mí. En 1999, El Parlamento Mundial de Religiones iba a tener su convención en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Los oradores principales iban a ser Nelson Mandela y su santidad, el Dalai Lama. Cuando vi el folleto de la convención, mi corazón comenzó a latir fuertemente, la boca se me hizo agua y mi alma dijo: “¡Allí estaré!” 

Inmediatamente me paré y marqué la fecha en mi calendario. Aun sin recursos monetarios o conexiones que apoyaran mi confianza, mantuve la seguridad de que asistiría a la convención y que iba a estrechar la mano del Presidente Mandela. 

Ese verano serví de voluntario al Dr. Colemon, quien quería que yo le organizara (increíblemente) un desayuno de oración con la delegación de ministros locales que iban a asistir al Parlamento en Sudáfrica. Organicé el desayuno con mucho entusiasmo y me añadí al programa ofreciendo dar la oración de clausura. El presidente del Parlamento, Dirk Ficca, estaba en la audiencia, y mi oración lo impresionó tanto, ¡que me ofreció un viaje con todo pagado para asistir al Parlamento como delegado de la juventud! Cuando llegué al lugar, mi corazón latía fuertemente y sentía un poco de miedo, más mi intención se mantuvo firme. El hijo favorito de Sudáfrica llegó radiante con su sonrisa inolvidable. Prácticamente iluminó el lugar. Nos pusimos en nuestros lugares y el Presidente Mandela se acercó a cada uno de nosotros para estrechar nuestras manos. Cuando llegó mi turno, al tomar su mano sentí una descarga de energía. 

Al ver sus ojos me di cuenta de que su luz no había menguado, a pesar de las atrocidades por las que pasó según trataba de liberar a Sudáfrica del sistema opresivo de segregación racial. 

Allí estaba yo, estrechándole la mano a un hombre que había hecho historia y viviendo mi sueño más audaz. Mi colega de la delegación de jóvenes me dijo: “Estábamos caminando juntos y de pronto desapareciste. Luego vi que estabas en el escenario con los otros delegados, ¡presentándole al Presidente Nelson Mandela el Premio Mundial de la Paz!” 

Mi intención al compartir esto es darte aliento para que respondas a la promesa de cumplir el sueño más osado que guardas en tu corazón. Es osado porque requiere fe, confianza y persistencia firmes. Más cuando vayas en pos de tu sueño recuerda que no estás solo, ya que cuentas con el apoyo audaz de tu Fuente. 

Así que si tu sueño es construir tu propia casa, lanzarte como candidato para presidente, encontrar la cura para el cáncer o participar en un triatlón, ve por ello con desenfreno. “A vuestro Padre le ha placido daros el Reino” (Luc. 12:32). Y, como dice Catherine Ponder: “Que a ustedes les plazca recibirlo”. 


Kevin Kitrell Ross

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