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¡Despierta! ¡Es el Momento!


Por Keith Ellis

Algunos animales se pasan la vida atrapados en el ciclo de los instintos. Cuando tienen hambre, comen. Cuando tienen miedo, corren. Cuando llega el momento, se aparean. Cuando están irritados, atacan. Viven de la manera como sus genes y su entorno los ha programado porque no tienen alternativa. Pero nosotros sí la tenemos.

Nosotros también estamos programados por nuestros genes y por nuestro entorno. Pero podemos trascender a nuestra programación. Hemos sido dotados del asombroso poder de no sólo responder a lo que el mundo nos presenta, sino también de elegir nuestra respuesta. Podemos literalmente programarnos a nosotros mismos.

Somos la única especie que ha sido dotada de lo necesario para que la vida sirva a nuestros fines en lugar de nosotros servir a los fines que nos han legado. Podemos romper la cadena de acontecimientos que nos han conformado y aprender a formarnos a nosotros mismos. Hemos sido dotados del extraordinario poder de crear nuestro propio destino.

Y ni siquiera hay una de cada diez personas que sepa esto.

Al igual que los elefantes, desconocemos nuestra propia fuerza. Cuando se trata de que las personas entiendan el increíble poder que poseen para crear una diferencia en sus vidas, es como si estuviesen dormidos.

¿Cuál es el secreto de este increíble poder? Los animales viven tal como están programados porque literalmente no tienen alternativa. Están controlados por el proceso de estímulo y respuesta. Pero para los seres humanos hay una brecha entre el estímulo y la respuesta. En esta brecha se nos ha concedido el poder para ejercer la característica más humana que tenemos, a saber, el poder de elegir.

El poder de elegir es el elemento fundamental de todo éxito humano y de todo fracaso humano. Es el poder que nos da la capacidad (y la obligación) para hacer de nuestras vidas lo que queramos.

Podemos ejercer este poder consciente y deliberadamente o podemos actuar como si no existiera. Podemos fingir que no tenemos alternativa. Pero sólo podemos fingir, porque no podemos escapar a nuestra obligación de elegir más de lo que podemos escapar a nuestra obligación de respirar. Incluso cuando nos negamos a elegir, estamos eligiendo.

Te agrade o no, tendrás que tomar tus propias decisiones en la vida. Tus circunstancias jamás te obligarán a actuar. Sólo te obligarán a elegir. Y serán tus alternativas, no tus circunstancias, las que te forjen como individuo. Puede que no te gusten tus alternativas. Puede que no te guste elegir. Pero, al final, tienes que elegir, eso es lo que harás. Elegirás qué tipo de persona quieres ser y que tipo de vida quieres llevar. Aprender a desear es sencillamente lograr que tus opciones funcionen a favor tuyo en lugar de hacerlo en tu contra.


De modo que, si quieres que tus deseos se hagan realidad, despierta a esta brecha entre el estímulo y la respuesta. Despierta al poder que tienes de optar. No me refiero a las alternativas que te han legado la sociedad, tu familia o tu empleo, sino las alternativas que en el fondo de tu corazón quieres elegir para ti mismo. Si de verdad quieres que tus deseos se cumplan, despierta a tu propia fuerza. Despierta al papel que desempeñas en tu propio destino. Despierta al poder que tienes de elegir lo que piensas, haces y dices.

Cuando entiendas que tu vida es lo que haces de ella por elección, despertarás a un mundo sorprendentemente nuevo. Al igual que un elefante que de pronto descubre que es el animal más grande y más malo de la selva, conocerás las posibilidades sin límite que te rodean. Sentirás inmediatamente una gran humildad y un gran poder. Humildad, porque la vida entera es un regalo. Y poder, porque te han dado el regalo más poderoso de todos, a saber, el poder de elegir.

Sin embargo, para sacar todo el provecho de este poder, tienes que despertar. Despertar es desarrollarse. Cuando niños, somos dependientes por naturaleza. Demasiado a menudo, como adultos, optamos por seguir siendo dependientes. Dependemos de los demás, o de las circunstancias para que nos den lo que queremos, en lugar de asumir nosotros mismos esa responsabilidad. Sin embargo, cuando despiertas al poder de la elección, cuando te vuelves consciente de tu propia fuerza, te conviertes en una persona para siempre independiente. Cuando entiendes que puedes dotarte a ti mismo de lo que quieras, ya no te conformas con menos.

Despertar es como recobrar el sentido. Ves las cosas con más claridad que nunca antes. Tienes un mayor sentido de la libertad y un mayor sentido de la posibilidad. Tus limitaciones dejan de ser tales. Las ves por lo que son realmente, es decir, pesadillas. Pronto pierden el poder que tienen sobre ti, de la misma manera que una pesadilla pierde su perfil en el momento que nos despertamos. Te encuentras libre para elaborar pensamientos más útiles, soñar sueños más placenteros y convertir esos sueños en realidad.

La diferencia entre estar dormido y estar despierto es la diferencia entre tener un sueño y conseguir que ese sueño se haga realidad. Eso es lo que sucede cuando estás despierto. Este es el tipo de regalo que te puedes hacer a ti mismo cuando conoces tu propia fuerza. Este es el tipo de vida que puedes llevar cuando descubres tu poder para elegir y decides utilizarlo.

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