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La Persona Positiva



Un agente viajero va en su auto por una carretera oscura y solitaria, cuando inesperadamente se desinfla la llanta de su auto. Al descubrir que no lleva un gato hidráulico se encamina hacia una casa que divisa a lo lejos. A medida que se va acercando comienza a imaginar: "¿Y si nadie sale a abrir la puerta?"  "¿Y si allí tampoco tienen gato?"  "¿Y si no me lo quieren prestar?". Faltando algunos metros para llegar da media vuelta y regresa al auto.

Esta clase de monólogos que se desarrollan en el interior de algunas personas influyen de manera decisiva en su existencia, aún más que cualquier situación externa por la que atraviese. Así de poderosa es nuestra mente. El derrotista a menudo se dice: "Nada me sale como lo había planeado"  "¡No podré cumplir con el plazo!"  "Siempre fallo". Si los pensamientos destilan tristeza o fracaso, hacia allá dirigiremos nuestros pasos, porque las palabras negativas sabotean la confianza en uno mismo, en vez de apoyarla y alentarla.

Cuando nos sentimos deprimidos es porque seguramente estamos enviándonos mensajes negativos. Por ello, rumiar catástrofes imaginarias nos hace despilfarrar una gran cantidad de energía. Solo debemos identificar ciertas palabras o frases negativas que solemos decirnos casi inconscientemente. Cuando éstas frases quieren salir solo dígase "¡Alto!" y trate de cambiar la actividad que estaba realizando por otra más gratificante.

A lo largo de los años hemos descubierto que, cuando las personas piensan en forma diferente, también sienten y actúan de forma diferente. El secreto está en el control de nuestros pensamientos. Como escribiera el poeta John Milton: "La mente puede hacer del infierno un cielo y del cielo un infierno"; tú decides.


Joseph Martorano y John Kildahl

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