Uno de los mejores tratamientos que te puedes dar es una tarde o un día de silencio, especialmente en la naturaleza. Mientras tu alma vaya absorbiendo la tranquilidad de la naturaleza y desconectándose de la agitación cotidiana, te vas a sentir como el adicto en estado de abstinencia. Al principio no siempre es agradable, pero luego te vas a tranquilizar, ese rumor en tu cerebro se irá apagando y empezarás a respirar de manera más profunda.
Sin que te des cuenta, el silencio empezará a invadirte y a revelar sus secretos, como un tesoro. Te llevará al conocimiento interior y te mostrará el camino hacia la solución de asuntos confusos. Más que cualquier otra cosa, el silencio te traerá vida, energía e ideas creativas nuevas en abundancia.
No te desalientes si no te ocurre así en el primer intento. Tu alma puede estar tan acostumbrada a la actividad y rumor continuos, que se tardará un tiempo en asimilar el silencio. Pero si lo practicas regularmente, incluso durante ratos cortos, el silencio te abrirá muchas puertas, porque es nuestro vínculo directo con la fuerza divina o inteligencia superior, la que subyace en el universo y lo guía. El silencio siempre está ahí para ti, esperando darte consuelo, poder y orientación.
Barbara Berger
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