
En vez de dejar que el fluir de la vida nos lleve a donde deseamos ir, la mayoría empleamos mucho tiempo en nadar contra corriente. Presumimos que, para conseguir lo que queremos, tenemos que afanarnos y luchar contra las aguas que nos arrastran. ¿Y si no fuera así? ¿Y si en realidad pudiéramos servirnos del fluir natural de la vida para que nos ayudara a tener lo que ansiamos? Sin duda ya habrás experimentado lo que es estar en medio del fluir. Piensa en un día en que todo haya ido a la perfección. Parecía simplemente que estuvieras en el lugar adecuado en el momento preciso y haciendo lo que correspondía. Ahora piensa en un día TÍPICO. ¿Cuál prefieres? El mayor de los obstáculos para seguir en el flujo del día, y todos los días, es oponerse a lo que es.
Una buena noticia: puedes soltar la resistencia como lo puedes hacer con cualquier
otro sentimiento.
La resistencia nos impide avanzar en todos los aspectos de nuestra vida, en especial
en los de crecimiento personal y de la felicidad.
Es importante señalar que soltar la resistencia no significa que debas dejar que otros
te controlen. Puedes seguir defendiendo lo correcto sin ningún tipo de resistencia. Si
alguna vez has practicado las artes marciales, como aikido, karate, taekwondo, sabrás
que si golpeas a alguien con el puño cerrado te haces daño. Pero si lo relajas un poco
–dejándolo sin que oponga resistencia– tienes mucho más poder y mucha más
fuerza. Quienes practican las artes marciales saben que cuando el contrario te ataca,
si no resistes, puedes emplear esta energía en su contra. Lo mismo ocurre cada vez
que sueltas el sentimiento de resistencia. Tienes más fuerza con menos esfuerzo, y
más aguante y capacidad de recuperación emocionales.
Liberar la resistencia
Para liberar la resistencia en cualquier momento que observes que la sientes, puedes
emplear el proceso de liberación básico de los tres pasos del Método Sedona. Puedes leerte las preguntas tu mismo, o hacer que alguien te las repase.
Paso 1. Permítete aceptar la resistencia en este momento.
Paso 2. Hazte la pregunta siguiente: ¿Podría permitirme soltar la resistencia en este momento? A continuación pregunta:
¿Lo haría?
¿Cuándo?
Paso 3. Repite los dos pasos anteriores tantas veces como sea necesario, hasta
que te sientas libre.
Cuando entiendas realmente que
puedes soltar la resistencia, verás
que lo haces sin tener que pensarlo
en exceso. Como siempre piensa que
«si» y «no» son ambas respuestas
aceptables. Muchas veces soltarás
aunque digas «no». Así pues
responde a las preguntas que elijas sin
detenerte mucho a pensarlas no
quieras criticar, ni entrar
en un debate interior sobre los
beneficios de liberar tu resistencia o
las consecuencias de soltarla.
Cualquiera que sea tu respuesta,
avanza al siguiente paso.
Hale Dwoskin
0 Comentarios