
"Mexicano, deja ya de perjudicar a tu prójimo si no quieres ser perjudicado tú también. Debes saber que para obtener lo que deseas no hay necesidad de perjudicar a nadie, pues "el Padre ya te ha dado todo su Reino." Todo lo que puedas desear o necesitar ya es tuyo por derecho divino. Reconoce esto, acéptalo y libérate ya de la rueda del sufrimiento karmático."
-Enrique Nieto
El significado y sus múltiples aplicaciones que la palabra "chingar" tiene para el mexicano básicamente deviene desde la conquista, donde el conquistador "chingó" al habitante nativo. El conquistador llega al nuevo mundo, el nativo lo recibe con confianza y honores y el conquistador abusa de ello y conquista al indígena, es decir "lo chingó".
El que el conquistador chingara al nativo de tal manera evidentemente devino en crear una sociedad donde el mayor peligro y miedo es el de ser "chingado". El mexicano vive con miedo constante a "ser chingado". No importa si no "chinga" a otros, eventualmente alguien "lo chinga". Esto deviene en resentimiento; la violencia genera violencia. Un mexicano "chingado", en consecuencia, "chingará" a otros en un intento por evitar ser "chingado" antes o en futuras oportunidades.
No obstante, esta fórmula ha resultado incorrecta, ya que por cada mexicano que "chinga" hay uno "chingado" y básicamente el desarrollo en la vida en México presenta ahí su mayor prueba y su reto como civilización: para dejar de ser un país donde el mexicano "chinga" al mexicano, precisa que cada mexicano deje de "chingar" a los demás. Para dejar de chingar, se debe aprender a perdonar.
El mexicano debe perdonar al conquistador que "chinga", perdonar en primera instancia su violento pasado y aceptarlo, ya que realmente no se puede hacer nada al respecto. Es preciso perder ese miedo a "ser chingado" y, en consecuencia, dejar de actuar en egoísmo y "chingar" a otros. El que "chinga" tarde que temprano es "chingado", completando así el ciclo y repitiéndolo a lo largo de la vida en la sociedad mexicana.
Realmente nada puede "chingar" a un mexicano, ya que antes de ser mexicano, es un humano. Al ser un ser humano, su cuerpo y su nombre devienen a ser el instrumento a través del cual se desenvuelve en este plano existencial. Solo "el chingado" puede aceptar la "chinga" como tal.
¿Se puede hacer sufrir a una persona, a través de su cuerpo y los apegos de su cuerpo? Sí. Pero realmente eso no lo "chinga". Las personas, al igual que Tú, son algo más allá de su cuerpo y nombre y realmente la acción de "chingar" siempre recae sobre aspectos terrenales.
Para dejar de "chingar" basta con recordar que el sufrimiento causado en pos de un capricho del ego, se equilibra regresando de vuelta. El que "chinga" eventualmente es "chingado". Al ser "chingado" se presenta una prueba para aprender a perdonar a alguien que, al igual que el conquistador, actúa en un acto víctima y esclavo de su ego. El ego teme "ser chingado", por eso prefiere "chingar". Esto ayuda a perdonar, aceptar el sufrimiento ya recibido, ayuda a aprovecharlo (sufrimiento padecido es sufrimiento saldado).
Al final de cuentas, cuando el ego de un mexicano "chinga" al ego de otro mexicano, se puede aprovechar para desapegarse del mismo ego, de esa manera, solo el "chingado" puede aceptar que fue chingado, o también puede aceptar que pese a sufrir, creció.
Hasta que se dejen de causar acciones que buscan "chingar" se dejarán de resentirlas y replicarlas, en la sociedad mexicana. Para esto requiere que el mexicano perdone al que lo chinga y no chingar a los demás. Es decir, aprovechar la acción que busca chingar para su crecimiento personal (al fin y al cabo ya pasó).
Ser como una esponja que absorbe dicho actuar nocivo, con miras a vivir en armonía. Esto pasará cuando las personas decidan vivir sin sufrimiento como sociedad. Curiosamente a medida que más acciones buscan "chingar", más crece el sufrimiento. Eventualmente el sufrimiento cansará a las personas y podrá ser el motor para ceder y perdonar el pasado, a fin de armonizar el presente.
Al perdonar, eventualmente cada quien dejará de "chingar" y se hará responsable de sí mismo y de seguir su camino, de acuerdo a su realidad. Afortunadamente la sociedad mexicana ya sabe valorar y disfrutar de la compañía, es solo cuestión de respetar y perdonar para encontrar la paz social.
Manuel Ávila
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