
¿Quién no anhela más tiempo? -esa preciada e irremplazable comodidad- para descansar, retraerse, meditar, recuperarse y rejuvenecer? ¿O quién por lo menos no ha dicho que eso es lo que anhela? Muchos de nosotros hacemos casi una letanía del lamento: "Yo nunca tengo tiempo suficiente..."
Pero cuando tenemos un momento para nosotros mismos, ¿qué hacemos con él? ¿Ver la televisión? ¿Llamar a un amigo? ¿Leer el periódico? ¿Jugar con la computadora? No hay nada malo en ninguna de estas cosas, pero si dices que quieres más tiempo en calma y después buscas siempre la forma de hacer algo con él, entonces tal vez estés saboteando tu vida espiritual.
Mientras no podamos fabricar tiempo y tengamos una cantidad limitada de él, tenemos que usarlo más adecuadamente, lo que a menudo no hacemos. Podemos sentarnos en silencio durante diez minutos; podemos tomar un paseo por las montañas o programar un fin de semana entero para refugiarnos de nuestras diarias rutinas. Podemos tomar vacaciones espirituales.
Podemos. Pero, ¿lo hacemos?
La mayoría de nosotros no estamos acostumbrados a estar a solas con nosotros mismos, mucho menos a estar a solas con Dios. Las distracciones contra el descanso, la reflexión y la oración son tan abundantes como exigentes los niños, tan cercanas como el mouse de la computadora o el teléfono sonando todo el tiempo. Nos quejamos de las distracciones, pero estamos cómodos con ellas. No estamos como en casa dentro de los espacios abiertos y los silenciosos pasillos de nuestra alma. Muy pocos de nosotros nos sentimos tan seguros con nosotros mismos como lo estamos en compañía de nuestros aparatos de televisión.
El escritor y ministro Frederik Buechner describe la experiencia a la que todos nos enfrentamos cuando nos aventuramos dentro de ese lugar privado: "Parte del mundo interior de cada uno -dice- es ese sentimiento de vacío, de intranquilidad, de estar incompletos". Pero esta desconcertante realidad nos lleva hacia un don sagrado: "Creo que ésta es en sí misma una palabra de Dios, que éste es el sonido de la voz de Dios en un mundo que lo ha alejado explicándolo. En un mundo así, sospecho que tal vez Dios nos habla más claramente al través de su silencio..."
¿Estás dispuesto a viajar por un rato en tu mundo interior, tomar vacaciones del ritmo frenético y familiar, y escuchar el sonido de la voz de Dios? En ocasiones pasar un tiempo a solas con nosotros mismos y con Dios es tan difícil como tratar con un nuevo conocido: algunos momentos pueden ser un poco difíciles de manejar e inciertos, incluso silenciosos, pero debes aprender a descansar, a retirarte, a reabastecerte y a renovar tu conocimiento de ti y de Dios. Antes, todo esto venía a ti en forma natural, pero ahora ya has olvidado cómo.
La buena noticia es que tomar vacaciones espirituales es una elección que puedes hacer en este preciso momento. No tienes que saber a dónde vas, pero puedes estar seguro de que el viaje será reconfortante. Lo único que necesitas es comenzar.
1. Piensa qué clase de espacio ansía tu alma. ¿Necesitas un pequeño y silencioso armario para esconderte? ¿Una brillante habitación llena de almohadas para recostarte? ¿La escarpada cima de una montaña que se extiende hacia el cielo infinito?
2. Siempre que la radio o la televisión están sonando es muy difícil oír que alguien te habla. Lo mismo sucede con nuestra vida espiritual. Esta semana encuentra una forma de sintonizar tu radio interno, haciendo a un lado las distracciones de la vida diaria que sofocan la silenciosa y pequeña voz que le está hablando a tu corazón. Cancela una reunión vespertina para pasar unas horas leyendo o reflexionando, te puedes sentar frente a un resplandeciente fuego o disfrutar de un relajante baño mientras lees. No importa lo que hagas, pero hazlo.
3. ¿Cuál es el común denominador de las vacaciones? Romper con la rutina. Piensa en esas pequeñas maneras en las que puedes romper con tu rutina esta semana. Camina hacia tu trabajo, haz un día de campo con tu familia y pon un mantel para comer en la sala de tu casa, toma un largo baño de burbujas en lugar de un rápido baño de regadera. Usa el cambio en tus actividades para poner atención a tu alma y para saber qué es lo que necesita para crecer.
4. Intenta tomar una comida solo y en silencio, sin nada que leer ni escuchar y sin ver televisión. Piensa esta semana en las formas en que Dios te ha mostrado su amor a ti y a tu familia. Exprésale tu gratitud. Cuando el "caos interior" se desate dentro de ti, agradécele a Dios por ser más grande que cualquier problema que tengas hoy.
5. Ve a un hermoso lugar para tener una comida privada. Siéntate con un mantel debajo de un árbol o recuéstate en el asiento de tu auto. No te distraigas con nada, tan sólo disfruta de la vista y relájate.
6. Tómate un retiro de un día completo como regalo de cumpleaños cada año. Utiliza ese tiempo para concentrarte en tus sueños. Haz una lista de todo lo que te gustaría realizar en los próximos años. Marca prioridades en tu lista de acuerdo con los sueños que tengas para dentro de uno, tres, cinco años... Permítete pensar en actividades, intereses, habilidades y experiencias que podrían añadir profundidad y riqueza a tu vida. Formula un plan de acción y revisa la lista cada año para ver cómo se van desarrollando tus sueños. Mantente abierto a cualquier cambio divino en tus planes.
"A menudo pensamos: está bien, tengo que correr para conseguir lo que necesito. Tengo que ir a las montañas del Tíbet o a la mágica isla de Hawai. Tengo que ir a algún lugar para comenzar este viaje espiritual. Pero el hecho es que, en el momento en que decimos que queremos hacer ese viaje, lo hemos comenzado ya, allí mismo donde nos encontramos."
-Melody Beatle
7. Date 5 minutos para irte de minivacaciones en tu imaginación. Cierra los ojos y deja que entre a tu mente la imagen de la "huída" que te encantaría hacer a un lugar pacífico y rejuvenecedor para tu espíritu.8. La próxima vez que estés en una situación estresante, ve si puedes salir de ella al menos durante algunos minutos. Tan pronto como estés fuera de esta situación, viaja en tu imaginación a tu lugar apacible y deja descansar tu espíritu. Respira varias veces muy profundo y pide la divina guía antes de volver. Te quedarás sorprendido de ver que es mucho más fácil resolver problemas y tensiones después de este momento de descanso.
9. Haz una lista de al menos diez actividades que te rejuvenezcan tanto emocional como espiritualmente. Incluye al menos otra, una vez por semana. Escríbelo en tu agenda si es necesario.
10. Reserva un pequeño cuarto o espacio de alguna habitación de tu casa como tu "rincón silencioso". Limpia el desorden, añade una vela, una confortable almohada o una silla, algo hermoso para la pared, varios libros y saboréalo como tu refugio personal, un lugar para estar en silencio, meditar o verter tu alma hacia Dios, lejos de las frenéticas multitudes.
"Un lugar elegido está allí, a nuestro servicio, recordándonos cómo crear el tiempo. Probablemente muy pocos podrán utilizar una habitación completa de su casa como lugar exclusivo para estar a solas, orar o mantenerse aparte. Para la mayoría, un lugar aparte en su casa sería más bien una alcoba, una buhardilla, un armario o un rincón de una habitación. Cada quien lo tendrá a su gusto. Lo importante es que allí está el lugar en que, cuando uno vaya, así sea para cambiar de sitio una silla, se tenga la sensacióon de estar aparte. Si uno no puede encontrar algo así como un nicho dentro de su casa, entonces tiene que buscarlo en otro lado, tal vez en una iglesia o capilla cercana. Algunos lo encontrarán en el parque, en una biblioteca o en un museo. Un hombre de negocios podrá crear su rincón para orar en su oficina. Incluso un automóvil puede ser para muchos una ermita."
-M. BasilPennington
11. Tómate unos cuantos minutos para reflexionar acerca de la semana que acaba de pasar. ¿Qué hiciste con tu tiempo libre? ¿Rejuveneciste espiritualmente? Toma nota de lo que quieres repetir durante la semana que viene o de lo que tienes que cambiar.12. Una tarde de cada mes ten una cita contigo mismo. Vete a un lugar especial: una agradable cafetería, tu librería favorita o una galería de arte. Pasa el tiempo nutriendo tu alma reposadamente.
13. Por la noche, después de que hayas terminado tus actividades diarias, apaga todo lo que pueda hacer ruido dentro de la casa, apaga las luces, enciende una vela y siéntate en una silla o con las piernas cruzadas sobre el piso. Respira despacio, concentrándote en cada respiración, relajando a la vez cada músculo de tu cuerpo. Aun cuando no te puedas relajar, permanece sentado al menos diez minutos. Con práctica, aprenderás a concentrar tu mente y a crear un espacio silencioso dentro de ti, donde Dios pueda hablarte o simplemente tranquilizarte.
"El hombre que no tiene vida interior es un esclavo de su entorno."
-Henry Frederic Amiel
Traci Mullins y Ann Spangler
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