Ángelo Siciliano, un italiano flaco y sin privilegios, hacía un recorrido por un museo de Brooklyn. En la entrada de este, Ángelo se sintió intrigado por una estatua de Hércules. Vio a la estatua desde todo ángulo posible y le maravillaron los hermosos músculos suaves y fluidos de Hércules. Se sintió cautivado por la potencia abrumadora que transmitía la aparien…
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