
De acuerdo con las investigaciones, cuando reímos con frecuencia y tenemos una visión positiva, el cerebro segrega dos importantes hormonas, encefalonas y endorfinas, que además de reducir el dolor, la tensión y la depresión, son las causantes de que despidamos una especie de aroma mental tan armonioso, agradable y atractivo para los demás, que se traduce en paz interior y buenas relaciones con los que nos rodean. Esto, no sólo nos hace sentirnos bien, sino que además agrega salud y verdaderos valores a nuestra vida. “Pensar bien y reír”. Es la causa; “sentirnos bien”, es el efecto.
En un congreso celebrado en Arosa, Suiza, se demostró que es necesario que aprendamos a reírnos más. Poder encontrar el humor en las cosas y reírnos libremente de nosotros mismos, nos abre a sentimientos positivos de alegría, amor y confianza, nos da la habilidad de encontrar el gozo y de relajar las tensiones, aun ante la adversidad. Reírnos de nosotros mismos, de nuestra situación o problema, nos proporciona ese buen “sentimiento” de superioridad y poder; además de que puede ser un antídoto contra el estrés.
¿Has sentido como al reírte pareciera que las preocupaciones disminuyen, las emociones se purifican y nos relajamos mental y emocionalmente? Esto sucede porque la risa disminuye los niveles de cortisol (hormona del estrés) y reduce la presión, por lo que protege al sistema inmunológico y, de acuerdo con el doctor Paul McGhee, funciona como medicina en caso de enfermedad, aun las más graves, incluso ayuda a destruir células cancerígenas.
Otro de los grandes beneficios de la risa, es que tiene un efecto catártico que nos aleja de la depresión porque desbloquea el flujo de energía en el cuerpo y nos da la oportunidad de liberar emociones incómodas que, al ser reprimidas, pueden crear cambios bioquímicos que dañan nuestro organismo. Por eso, con el humor y la risa, la salud se mejora notablemente y esto se refleja en nuestro cuerpo y en nuestro espíritu.
Te invito a liberar tu sentido del humor y a aprender a reírte más. Aquí te doy algunas sugerencias:
1. Ríete de ti mismo, a solas o enfrente de los demás.
2. Júntate con personas que tienen facilidad para encontrarle lo positivo o divertido a las situaciones.
3. Ábrele la puerta a tu niño interior, a ese niño juguetón y relajado que todos tenemos y que quizá hemos olvidado por el estrés y la seriedad de nuestro trabajo.
4. Cuenta chistes. Compártelos con tus amigos y familia.
5. Libérate de tu crítico interior. Sé ocurrente, gracioso, agudo y espontáneo.
6. Ve programas de televisión, cds, obras de teatro y películas chistosas y disponte a reír.
7. Lee libros humorísticos.
8. Haz una lista de las cosas que te hacen feliz y ¡hazlas!
9. Sé ligero contigo mismo y serio con tu trabajo.
10. Libera tu mente del miedo al ridículo. La vida sólo se vive una vez.
La risa que alivia no es nada más que dientes para afuera, es la cima de la expresión humana, es la que surge del corazón, con la que por instantes se visita el paraíso, es una liberación emocional y una actitud. Además, es como un perfume delicioso que, al rociarlo, nos envuelve en su aroma y todos, al mismo tiempo, salimos beneficiados. ¿Por qué no hacemos un esfuerzo para reírnos más? Quizá nos ayude a ser más humanos, a comprender mejor a los demás, a nosotros mismos y a la existencia. Además estoy segura que podemos cambiar nuestra vida al cambiar nuestra actitud.
Gaby Vargas
http://www.gabyvargas.com/
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