Hoy voy a hacer la diferencia.
Comenzaré por controlar mis pensamientos. Una persona es el producto de sus pensamientos. Quiero ser feliz y lleno de esperanzas. Por lo tanto, voy a tener pensamientos llenos de felicidad y de esperanza. Me niego a ser victima de las circunstancias. No permitiré que pequeñeces tales como una luz roja, una cola, o un congestionamiento en el tráfico sean mis amos. Evitaré el pesimismo y el chisme. Optimismo será mi compañía y victoria será mi sello.
Hoy voy a hacer la diferencia.
Voy a estar agradecido por las 24 horas que están delante de mí. El tiempo es una preciosa comodidad. Me niego a permitir que el poco tiempo que tengo sea contaminado con la autocompasión, la ansiedad o el aburrimiento. Voy a enfrentar este día con el gozo de un niño y el coraje de un gigante. Beberé cada minuto como si fuese mi último. Cuando el día de mañana llegué, el día de hoy se habrá ido para siempre. Mientras esté aquí lo usaré para amar y dar.
Hoy voy a hacer la diferencia.
No voy a dejar que los errores del pasado me acechen. A pesar de que mi vida esté marcada con errores, me niego a hurgar en mi montón de basura de fracasos. Los admitiré. Los corregiré. Voy a seguir adelante, victoriosamente. Ningún fracaso es fatal. Está bien tambalearse… Me levantaré. Está bien caer… me pondré otra vez de pie.
Hoy voy a hacer la diferencia.
Hoy voy a ocupar mi tiempo con aquellos a quienes amo. Mi esposa, mis hijos, mi familia. Un hombre puede poseer el mundo pero ser miserable por falta de amor. Un hombre puede no tener nada pero al mismo tiempo ser rico en relaciones personales. Hoy voy a pasar por lo menos cinco minutos con las personas importantes en mi mundo, cinco minutos de calidad hablando o abrazando o agradeciendo o prestando atención. Cinco minutos sin diluir con mi compañero, hijos y amigos.
Hoy voy a hacer la diferencia.
Max Lucado
0 Comentarios