Hace poco, un médico llamado
Steven Smith celebró su centésimo cumpleaños. Cuando
se le preguntó qué régimen seguía para haber alcanzado
una edad tan avanzada, contestó: «Cuide su estómago durante
los primeros cincuenta años, que él cuidará de usted durante
los cincuenta siguientes». Nunca se ha dicho mayor verdad.
Muchos grandes sabios han estudiado la combinación de
alimentos. El más conocido de ellos es el doctor Herbert
Shelton. Pero ¿sabe usted quién fue el primer científico que
la investigó a fondo? Pues nada menos que el gran Iván
Pavlov, más conocido por sus revolucionarios trabajos sobre
el arco reflejo de estímulo-respuesta. Algunos hacen que la
combinación de alimentos parezca una cosa terriblemente
complicada, pero en realidad es bastante sencilla: ciertos
alimentos no deben comerse junto con otros. Los diferentes
tipos de alimentos requieren una composición diferente de
los jugos digestivos, y se producen casos de incompatibilidad.
¿Suele usted comer la carne con patatas, por ejemplo? ¿O
el queso con pan, o la leche con cereales, o el pescado con
arroz? ¿Qué le parecería si yo le dijera que estas combinaciones
son totalmente destructivas para su sistema interno y
le roban energía? Probablemente pensará que todo lo dicho
antes parece bastante sensato, pero que en este punto he perdido
el norte.
Permita que le explique por qué son destructivas esas
combinaciones y cómo puede usted ahorrar grandes cantidades
de energía que tal vez haya desperdiciado hasta ahora.
Los diferentes tipos de alimentos se digieren de diferentes
maneras. Los alimentos ricos en almidón (el arroz, el pan, las
patatas, etcétera) requieren un medio digestivo alcalino; el
mismo se encuentra ya en la boca gracias a una diastasa llamada
ptialina. Los alimentos proteínicos (la carne, la leche y
sus derivados, los frutos secos, las semillas) necesitan para su
digestión un medio ácido: pepsina y ácido clorhídrico.
Ahora bien, la química dice que dos medios contrarios (el
ácido y el alcalino) no pueden subsistir al mismo tiempo, ya
que se neutralizan entre sí. Si se ingiere una proteína junto
con un almidón, la digestión resulta perjudicada o se paraliza
por completo. Los alimentos sin digerir se convierten en terreno
de cultivo para las bacterias, que producen su fermentación
y descomposición, lo cual se manifiesta en forma de
desórdenes digestivos y gases.
Las combinaciones incompatibles nos roban energía, y
todo lo que produce una pérdida de energía lleva posiblemente
a una enfermedad. Se crea un exceso de ácidos, lo cual espesa
la sangre y dificulta la circulación, privando de oxígeno al organismo.
¿Recuerda usted la resaca que tuvo después de aquella
comilona de Navidad? ¿Le parece que eso es positivo para
una buena salud, una circulación sana y una fisiología llena de
energía? ¿ Son ésos los resultados que desea obtener en su vida?
¿Sabe cuál es el fármaco más recetado en los Estados Unidos?
En otros tiempos era un tranquilizante, el Valium; en la actualidad
es el Tagamet, un medicamento para la úlcera de estómago.
Sin duda deben existir maneras más sensatas de comer.
Pues bien, la combinación de alimentos se reduce a eso.
He aquí una manera muy sencilla de programarla: en cada
comida, tome sólo un alimento concentrado. ¿Cuáles son los
alimentos concentrados? Todos los que tienen escaso contenido
en agua. La cecina, por ejemplo, es un concentrado,
mientras que la sandía es abundante en agua. Algunos no
quieren limitar sus hábitos de comer concentrados: a ésos les
diré lo que deben hacer como mínimo, que es no tomar carbohidratos
(almidones) y proteínas en la misma comida. No
coma esa carne con patatas. Si le parece que no puede prescindir
de ninguna de las dos cosas, tome lo uno durante el almuerzo
y lo otro durante la cena. Eso no es tan difícil, ¿verdad?
Uno puede entrar en el mejor restaurante del mundo y
decir: «Tomaré el bistec sin patatas fritas, y póngame una ensalada
variada y algo de verdura hervida». En esto no hay
ningún problema: las proteínas pueden combinarse con la
ensalada y la verdura, porque éstos son alimentos ricos en
agua. También podría pedir las patatas con la verdura y la
ensalada, pero sin el bistec. Nadie dirá que se queda con
hambre después de una cena así.
¿Se levanta usted cansado por las mañanas, incluso después
de haber dormido seis, siete y hasta ocho horas? ¿Sabe
por qué? Mientras usted duerme, su organismo hace horas
extraordinarias para acabar de digerir las combinaciones incompatibles
que usted ha embutido en el estómago. Para
muchas personas, la digestión consume más energías que casi
todo lo demás. Cuando la combinación de alimentos presente
en el aparato digestivo es inapropiada, quizá se necesiten
ocho, diez, doce, catorce o incluso más horas para digerirla,
en cambio, si se combinan adecuadamente los alimentos el
organismo puede realizar su trabajo con más eficacia y la digestión
dura unas tres o cuatro horas en promedio, de manera
que no se desperdician energías en el proceso.
Después de ingerir una comida bien combinada, es preciso aguardar
tres horas y media por lo menos antes de consumir ningún otro alimento.
También conviene tener en cuenta que beber líquidos durante las comidas
diluye los jugos digestivos y hace más lenta la digestión.
Es muy fácil
seguir estos principios en las comidas.
Anthony Robbins
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